Si estás entre ese 40 % de turistas de la UE que elige dónde ir de vacaciones en función de la oferta cultural, quizás te interese optar por un destino alternativo para evitar los más masificados. La UE impulsa los destinos turísticos que se salen de los circuitos habituales. Por ejemplo, les ayuda a trabar relación con otros destinos similares en zonas transfronterizas. Estas joyas escondidas entrañan un gran potencial económico.

Dos museos del norte de Francia han recibido financiación de la Unión. Uno es el Museo del Encaje de Calais, sito en la fábrica Boulart, que ilustra la historia común de Francia e Inglaterra, así como los viejos y nuevos usos del encaje en el sector de la moda, y el otro es el Museo del Louvre-Lens, en el que podrás disfrutar de los tesoros del famoso museo de París, a precios más asequibles y quizá más cerca de casa.

La UE también ha prestado su apoyo a los yacimientos arqueológicos del limes danubiano, que traza los confines del Imperio Romano a lo largo del curso inferior del Danubio por Austria, Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria. La finalidad es preservar estos lugares y promover el turismo, poniendo el acento en la noción de patrimonio común e incorporando otras secciones de las fronteras romanas para ampliar los parajes declarados patrimonio mundial de la Unesco.

La Unesco ha incluido en su lista varias iglesias ortodoxas de madera situadas en la frontera entre Polonia y Eslovaquia, que han sido renovadas con fondos de la UE. Estas iglesias, junto con otros monumentos de madera, forman parte de la ruta de la arquitectura de madera. Por otra parte, la ruta de peregrinación EuroVelo 3, cofinanciada por la UE en el marco del turismo sostenible, permite seguir el histórico Camino de Santiago en bicicleta desde Noruega hasta Santiago de Compostela, pasando por Dinamarca, Suecia, Alemania, Bélgica y Francia.