¿Pertenecéis tú o alguien a quien conozcas a ese 0,6 % de la población de la UE que padece trastornos del espectro autista? Las personas autistas tienen dificultades para interactuar y comunicarse con otros, y estas dificultades pueden ser desde ligeras (en el caso del síndrome de Asperger) hasta incapacitantes. El autismo suele aparecer a una edad temprana y puede ocasionar problemas en la vida social y laboral, así como en otros ámbitos importantes de la vida diaria.

La UE complementa las políticas nacionales para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas autistas. Para diagnosticar y tratar mejor el autismo, la UE ha financiado la investigación de nuevos tratamientos, concediendo la mayor subvención al autismo a escala mundial, que incluye más de 20 millones EUR procedentes de la Iniciativa sobre Medicamentos Innovadores de la Unión. La UE también ha asignado más de dos millones EUR a un proyecto destinado a analizar diagnósticos, determinar la prevalencia, estudiar las intervenciones y la manera de mejorar la asistencia y el apoyo a las personas afectadas, y ha financiado una red pluridisciplinar para estudiar las perturbaciones en el desarrollo cerebral que se producen a una edad temprana y que causan el autismo, así como para formar a jóvenes investigadores. La UE también ha ayudado a los niños autistas contribuyendo al desarrollo de un robot para un programa de aprendizaje basado en el reconocimiento y la expresión de emociones. La UE contribuye también a la formación de profesionales y cuidadores, por ejemplo a través de la red de formación de investigadores en el ámbito del autismo; un proyecto destinado a desarrollar una formación de referencia básica para todos los profesionales y a apoyar a las personas autistas y su inclusión; formación sobre el autismo para profesores de preescolar, a fin de reducir las disparidades y favorecer la inclusión, y un proyecto de formación para padres en el que se subrayan enfoques positivos hacia el autismo.