Amantes de la cerveza

Tanto si eres un experto en cerveza como un cervecero artesanal, sin duda aprecias el sabor, la calidad y la variedad de la oferta. Gracias a la libertad de comercio en el mercado interior de la UE, una cerveza producida en un Estado miembro puede venderse en cualquier otro. De ahí que puedas disfrutar de una stout irlandesa, una trapense belga, una Hefeweizen alemana o una cerveza artesanal de la nueva generación de cerveceros innovadores en los veintisiete países de la UE. Para garantizar que puedas elegir libremente la cerveza que te apetezca, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó ya en 1987 que las leyes alemanas sobre pureza no pueden utilizarse para restringir el mercado alemán a las cervezas alemanas.

Puedes degustar especialidades regionales como la Kölsch, una ale tradicional de Colonia, o la Gueuze, una cerveza tradicional de la región de Bruselas que se produce mediante fermentación espontánea. Gracias a los logotipos de calidad de la Unión, puedes estar seguro de que una cerveza con denominación regional protegida se ha producido realmente en esa región siguiendo unas normas de calidad rigurosas. Y los cerveceros de la región pueden estar tranquilos, ya que otros no podrán vender imitaciones utilizando el nombre de su producto tradicional.

¿Temes que unos pocos gigantes cerveceros dominen el mercado y perjudiquen a los productores de cerveza artesanal? Las normas de competencia de la Unión garantizan que ninguna empresa pueda abusar de su poder de mercado.

¿Es posible que la cerveza sea mala para el planeta? En realidad, la cerveza es un producto bastante sostenible: la cervecera austriaca Göss ganó el Premio de Energía Sostenible de la UE por su producción ecológica. A fin de animar a otros a seguir su ejemplo, el programa LIFE, financiado por la UE, apoya proyectos que desarrollen tecnologías para convertir los subproductos de las cerveceras en alimentos para peces y otros productos valiosos.